¿Cómo se logra la credibilidad de un país?
En estos días se ha informado que el gobierno de los EE.UU. ha resuelto abrir su mercado para la importación de cítricos desde Uruguay. Una vieja aspiración de este sector de la economía uruguaya para diversificar y asegurar la comercialización de su producción en el exterior, y un importante logro de la política exterior del país. La noticia fue comunicada en una rueda de prensa por los ministros uruguayos de Agricultura y Relaciones Exteriores, Tabaré Aguerre y Luis Almagro, respectivamente, y la embajadora de EEUU en Montevideo, Julissa Reynoso.
Si bien en la actualidad, el principal destino de la fruta cítrica uruguaya es Europa, los precios que paga EEUU son superiores a los del viejo continente, y ese será otro atractivo junto con la habilitación del mercado estadounidense. Para el conocido productor y empresario uruguayo Jorge Caputto "se terminó una incertidumbre" que se prolongó desde 1990, cuando se cerró el mercado estadounidense para los citrus uruguayos.
Y muchos se preguntan ¿por qué se da en estos momentos de un gobierno socialista- integrado incluso por varios de aquellos tupamaros que en su momento fueron la pesadilla de las autoridades norteamericanas –este acercamiento con el pequeño país de América del Sur? ¿Por qué se da, incluso, en momentos en que los observadores internacionales dicen que no hay señales claras de un mayor interés del gobierno de EE.UU. con respecto a América Latina?¿Por qué se da en momentos en que la oposición uruguaya insiste en que es necesario renovar a todo el equipo económico y que “la burocracia estatal, el proteccionismo y el asistencialismo social son “la ley”, y donde la corrupción y la “ausencia de conducción” son solo algunos de los aspectos de la política actual”?
Pues yo creo que la explicación es bastante simple de entender para aquellos que tengan una verdadera voluntad de entenderlo. Y no creo que sea producto de la especial simpatía de la embajadora Reynoso, o una particular empatía con el canciller Almagro. El fenómeno se llama “credibilidad”. Credibilidad y confianza en las reglas de juego de un país al cual le costó mucho entender el juego, pero también lograr que los demás lo entendieran.
¿Y cómo se gana la credibilidad y la confianza entre la comunidad internacional? En estos tumultuosos tiempos (que gracias a nuestra frágil memoria colectiva nos parecen más tumultuosos de lo que han sido siempre), esta parece ser una pregunta de muy difícil, compleja y sesuda interpretación. Y yo creo que la explicación es de una simpleza soberana: Uruguay se ha transformado en un país serio, creíble y confiable, y lo demuestran sus hechos, sus cifras y su relacionamiento con el resto del mundo.
Uruguay ha pagado caro su aprendizaje, pero gracias a su cultura cívica y a la madurez política de sus actores, hoy recoge lo que ha sembrado en esta última década y en su segundo gobierno socialista. Y este nuevo reconocimiento por parte de Estados Unidos se suma a otros. No olvidemos que en un almuerzo de trabajo organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM), en julio del 2008, y ante el ministro Danilo Astori y un grupo de empresarios, el embajador de Estados Unidos, Frank Baxter, ya repartía elogios hacia la gestión económica del primer gobierno del Frente Amplio.
El jefe de la misión de Estados Unidos subrayaba, en lo político, las condiciones para que en el país haya una "democracia vibrante", y en lo social destacó la "racionalidad ejemplar" del país en medio de una región "volátil". "Tienen una economía maravillosa", afirmaba. "Tienen un entorno comercial transparente. Además, demuestran prudencia económica, confiabilidad y un sistema judicial independiente", aseguraba el diplomático. El embajador opinó, así mismo, que en el país existe "la distribución de ingresos más equitativa de América Latina lo cual atrae a empresarios e inversionistas". Y sin embargo, este era y es, uno de los aspectos que la oposición critica con mayor énfasis a la gestión del gobierno.
De ahí en más, Uruguay ha sido reconocido y hasta puesto como ejemplo por la seriedad de sus políticas, hasta el punto de que el 30.07.2011 el New York Times se preguntaba, haciendo referencia al largo y vergonzoso debate entre demócratas y republicanos para alcanzar un acuerdo que salvara al país del default: “Si Montevideo puede actuar en conjunto, ¿por qué no Washington”? Y aclaraba: “Mientras estábamos abatidos por el desorden de la deuda en Washington, Uruguay -¡Uruguay!- ponía su casa fiscal en orden. La calificadora de riesgo, "Standard & Poor`s, que ha estado amenazando con rebajar la calificación de crédito de los Estados Unidos, elevó la nota de Uruguay”, expresaba el Times.
En diciembre del 2011, el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) finalizando y aprobando la revisión anual correspondiente a cada país miembro que el staff técnico realizó en Uruguay entre el 24 de octubre y el 4 de noviembre pasados, felicitó a las autoridades uruguayas por el "hábil manejo macroeconómico".
Hasta que durante abril del año 2012, la calificadora de riesgo Standard & Poor`s (S&P) devolvió a Uruguay el grado inversor que le había quitado el 14 de febrero de 2002. Y ya en julio de 2012, también se lo acreditaría la agencia calificadora Moody´s, mientras que en octubre del mismo año, una de las principales analistas del Wall Street Journal, Georgia Wells, destacaba en medio de los anuncios de tormenta y del cierre de la bolsa en aquel país, las excelentes condiciones para invertir en Uruguay, en particular en su deuda soberana, asegurando que los Bonos del Uruguay, eran un buen negocio.
La revista estadounidense LatinFinance consideró, a su vez, a Fernando Lorenzo (Uruguay) como el tercer mejor ministro de Economía de la región en su ranking 2012, mientras que la publicación AméricaEconomía lo ubicaba en su ranking 2012, por segundo año consecutivo, como el segundo mejor ministro de Economía de la región.
Todo esto no se ganó por simpatías personales ni mucho menos por esas supuestas “simpatías ideológicas” con otros gobiernos de izquierda de la región, por las cuales tanto se ha señalado y demonizado a los dos gobiernos socialistas uruguayos. Al contrario, se ganó pese a ellas. Y se ganó por todos esos conceptos y opiniones –de las cuales hay muchas más –expresadas por personajes, organismos financieros y analistas, de los principales referentes mundiales.
Se ganó porque Uruguay ha demostrado como nunca y como nadie, que si puede haber un socialismo serio y no “en serie”, como lo han intentado sin mayor éxito algunos países hermanos, y otros más allá. Se ganó porque la izquierda uruguaya ha realizado un formidable esfuerzo de maduración, de entendimiento y de valorización del ser humano, incluyendo y no excluyendo, a todos los orientales por igual.
Por ello, en momentos en que el Frente Amplio acaba de celebrar en el balneario Costa Azul de Canelones su 42º aniversario, recordando a compañeros desaparecidos a lo largo del tiempo y a otros recientemente, “en el esfuerzo militante de construcción contra viento y marea de esta fuerza política”, al decir de la presidente Mónica Xavier, este nuevo reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos parece sumarse para reconocer, también, tanto el acierto de aquellos soñadores que creyeron en una forma distinta de hacer política, como a los que se han encargado de materializarla y hacerla posible, confiable y creíble.
Argenta
Febrero, 2013
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