Uruguay: la educación es prioridad.
Más allá de las muy agradables notas y reportajes que frecuentemente realiza la cadena CNN sobre el Uruguay, y que permiten conocer la cálida atención de los uruguayos hacia los visitantes extranjeros, los indiscutibles logros en materia de emprendimientos tecnológicos, los pujantes destinos turísticos, y la aún apreciable calidad de vida del país, también existen las contradicciones -recogidas por los medios locales -que muestran la otra cara de un Uruguay desbordado por pasiones y emociones no siempre ejemplarizantes.
Además de una serie de hechos recientes, relacionados con la violencia desatada en los torneos de fùtbol -la pasión nacional No. 1 – y que han dado pié a duros cuestionamientos sobre el proceder policial, el mièrcoles 10 de diciembre del 2008, un grupo de no màs de 10 jòvenes, cuyas edades rondaban los 20 años, ingresaron al màximo recinto parlamentario nacional, insultando groseramente a los representantes polìticos que se encontraban en sesión para sancionar una ley largamente esperada por los uruguayos. Curiosamente, se trataba de la nueva "Ley de Educaciòn", cuya sanción luego de màs de dos años de discusiòn, terminó de la forma menos educada: con golpes y patadas en las barras, al anunciar el vicepresidente su aprobación por 16 votos en 30. Por supuesto, hubo lesionados al intervenir la policía -incluso una funcionaria resultó herida -y no faltaron los infaltables adulantes, que en lugar de privilegiar la actuaciòn de los funcionarios policiales ante este tipo de barbarie, prefirieron culparlos a ellos, exculpando a su vez, a los bárbaros y desadaptados.
No tengo elementos para opinar sobre la nueva Ley de Educación uruguaya, ni es mi intención hacerlo (hace diecisiete años que vivo fuera del paìs) por lo cual lo único que me atreveré a afirmar es que, siendo un tema de vital importancia en la vida nacional, es lamentable que no se haya llegado a un consenso más amplio: 16 votos en un total de 30, me parece muy poco participativo, cuando lo que se reclama precisamente es la participación, mas que la representación. Por otro lado, los desmanes cometidos dentro del máximo recinto legislativo, con la violencia característica de aquellos que creen que tanto en política como en el fútbol todo se arregla a las patadas, no hacen más que llamarnos la atención sobre la urgente necesidad de más y mejor educación.
Ya son mas de 170.000 las computadoras del Plan Ceibal
Curiosamente también, mientras me entero de estos poco aleccionadores episodios -que considero muy menor frente a otros importantes logros que el país muestra al mundo - estaba sumido en un reconfortante artículo sobre el ambicioso Programa de Aulas Comunitarias implementado desde 2007 entre el Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay, y un grupo de ONGs. Y es que cuando nos recreamos observando las experiencias de otros países que han alcanzado los máximos reconocimientos mundiales en su desarrollo gracias a sus modelos educativos - caso Finlandia, comentado en esta misma página -vemos que iniciativas uruguayas como el excelente Plan Ceibal o esta, del Programa de Aulas Comunitarias, apuntan en la misma dirección. También me atreveré a afirmar, con honda satisfacción, que en ello, Uruguay sigue dando sorpresas alentadoras. Uno de los èxitos de Finlandia precisamente, es el seguimiento que se realiza sobre aquellos estudiantes que, por distintos motivos, quedan rezagados en el programa regular educativo. En Finlandia, la educación es prioridad fundamental.
Las profecías de un maestro.
Frente a los nuevos desafìos uruguayos en materia de educación, y los debates creados en torno a su incidencia en una sociedad amenazada por preocupantes ìndices de violencia doméstica y delincuencia juvenil, es bueno recordar lo que ya en 1949 alertaba el maestro uruguayo Julio Castro -sin duda un visionario mayor de la educaciòn: "Cuando la escuela era para todos y el liceo para los más capaces solamente, justo y lógico resultaba que las instituciones Primaria y Secundaria fuesen independientes una de la otra. (...) Lo malo es que ahora, las finalidades del liceo y las de la escuela son casi las mismas y los organismos siguen diferenciados y sin conexiones efectivas". "El alumno - explicaba Castro -sufre así una torsión que es difícil superar". "A la diferencia de técnicas metodológicas, de ambiente, de modo de vida, se agrega la inadecuación entre lo que sabe y lo que se le exige. Y toda esta torsión sin amortiguador alguno debe resistirla el alumno, sin que la mayor parte de las veces el profesor se entere siquiera de ello". Y finalizaba, adelantándose en el tiempo, con una sabia reflexiòn: "Querer que el niño se haga al modo escolar o al modo liceal es poner la carreta delante de los bueyes. Los niños no se hicieron para la escuela o el liceo, liceos y escuelas se hicieron para los niños", alertaba Castro, hace casi 60 años.
Pero hay otro factor que se agrega a esta limitación para los niños desde el campo institucional, y que señala el maestro Castro. Es el originado en el propio hogar debido a las situaciones socioeconòmicas adversas en que viven muchos de ellos. En un excelente trabajo de investigaciòn que realiza Ximena Aguiar para el diario El País, se recogen testimonios de la vida cotidiana y familiar en que viven muchos niños uruguayos, en una especie de "criáte como puedas", sin los mínimos estímulos para el estudio por parte de sus progenitores. Son niños madurados a "prepo", saltándose su propia niñez, al tener que oficiar más de padres que de hijos. Debiendo ocuparse del cuidado de sus hermanos ante la ausencia de sus madres, de las tareas de la casa, trabajar en lo que puedan para ganar un sustento familiar, y...además, estudiar cómo y dónde puedan. Detrás de cada uno de ellos hay universos de imposibles, difìciles de visualizar por quienes deben legislar para mundos alineados en una normalidad que no siempre es lo normal.
Un ejemplo: "De los 24 adolescentes que cursan primero este año, hay 22 que trabajan sistemáticamente: cortando juncos, cosiendo esteras, en la zafra de la frutilla, haciendo jardines, cuidando niños, descargando pan, lavando ropa. ¿El liceo se ha preparado para asumir esta realidad?", reflexiona uno de los docentes que participan en el programa. Sin duda, no. Y por ello fracasan y abandonan los estudios; sus casos no tienen cabida en el sistema formal que rige y exige, obliga y castiga. Sólo la mística de otros seres humanos puede lograr el milagro de que no sean abandonados por eso que llamamos sociedad.
En el Programa de Aulas Comunitarias, los adolescentes entre 13 y 16 años que por razones como las reseñadas abandonaron o nunca se inscribieron en primer año de liceo, pueden cursarlo en pequeños grupos, con un seguimiento individualizado del aprendizaje y mayor flexibilidad en aspectos como faltas, llegadas tarde o maneras de vestir. "Esta vez les tocó a los profesores adaptarse a lo que ellos necesitan", resume Aguiar en su investigaciòn. El aprendizaje individualizado es una de las diferencias cruciales entre un liceo común y un aula comunitaria. Estas aulas parecen màs una casa que un colegio; con sillones, cocina y salones, las clases empiezan a las 8.30, pero cuando un alumno llega tarde o cuando regresa después de haber faltado, la reacción no es amenazarlo con que puede perder el año, sino recibirlo afectuosamente y preguntarle qué le pasó. Aunque a muchos pueda parecer poca cosa, para estos alumnos es la diferencia entre poder o no poder.
Camilo Silvera, un estudiante de trabajo social quien junto a Claudia Moreira, educadora social, están siempre allí y conocen la situación de cada alumno, desnuda algo màs: "Muchas veces sus padres no consideran una prioridad que ellos continúen su educación". Y como ejemplo, cita el caso de una alumna de 14 años que terminó Primaria y ni se anotó en el liceo, pues comenzó a cuidar a sus primos pequeños. La madre de otra alumna de 15 años prefirió que su hija dejara de ir, porque no le gustaba que en el liceo no controlaran lo que hacía su hija en las horas libres. Un alumno de 15 años dice que dejó de asistir porque se aburría, y que en la casa no le dijeron nada. Son pocos los padres de estos chicos que estudiaron secundaria, y a veces consideran que la apuesta educativa es para el hijo con mejores resultados académicos. (El absurdo paradigma que mencionaba el Maestro Castro.)
Analizando el impacto de estos hechos sobre la autoestima personal, Alex Mazzei, consejera de Educación Secundaria, nos aclara: "Si miramos las declaraciones de los jóvenes que están fuera de la educación media, todos dicen "estoy fuera porque yo no tengo condiciones", "a mí no me da la cabeza", "quise pero no puedo". Siempre buscan la autoculpabilidad. Eso lleva a debilitar la fortaleza para poder construir un proyecto de vida", señaló. "El Aula tiene para nosotros ese componente; de ayudar a empoderar a estos jóvenes, haciéndolos sentir que pueden, para poder ingresar al otro año al liceo en igualdad de condiciones que sus compañeros".
Mirando la otra cara de la moneda, Julio Bango, Director de Infamilia, enfatiza en la necesidad de programas que garanticen el acceso universal a la educación secundaria: "Si no resolvemos algunos problemas de índole social, no va a ser viable una sociedad que tenga capacidad de crecer económicamente. El mercado se amplía hacia el trabajo altamente capacitado; si no tenemos personas altamente capacitadas no va a crecer la economía" afirmò. Pese a todo, los primeros resultados son alentadores: En 2007, 689 alumnos asistieron a las 12 aulas comunitarias existentes. De ellos, 517 cursaron primero de liceo: 55% aprobó, 11% repitió, 29% desertó y 5% nunca asistió o abandonó en marzo. El año que viene se añadirán 6 más, con lo que se espera abarcar unos 1.000 alumnos.
Frente a esta realidad social, estos niños que a pesar de todas sus limitaciones deciden esforzarse y eligen superarse, confiando en las oportunidades que les brinda el Programa de Aulas Comunitarias, son verdaderos héroes luchando por su supervivencia, en un mundo con pocas oportunidades para los mas indefensos. Su mérito es doble, como doble debe ser tambièn el reconocimiento a quienes hacen posible que a aquellos que quieran soñar no se les nieguen los sueños, y a quien quiera volar no se le corten las alas. Es el hermoso ejemplo que da Uruguay, a travès del Programa de Aulas Comunitarias.
Argenta, Diciembre, 2008
Fuente: Ximena Aguiar, El País, Uruguay (2,11,08)
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