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Thursday, November 06, 2008

EL MILAGRO DE LOS ANDES: Liderazgo efectivo en medio del caos.


Durante la ExpoManagement 2008 realizada los días 27 y 28 de octubre en la Rural del Prado, Buenos Aires, la cual contó con la presencia de importantes ponentes como Joseph Stiglitz, Kevin Roberts, Jimmy Wales, Muhammad Yunus, Terry Jones, Claudio Fernández Aráoz y Michael Porter, uno en especial concitó la admiración de más de 2500 ejecutivos y empresarios asistentes, algunos acompañados de sus esposas e hijos: el uruguayo Fernando Parrado, sobreviviente junto con 15 compañeros más, de la recordada tragedia de los Andes. Si algo dejó en claro Fernando, a través de su exposición, es que el liderazgo, más allá del ámbito empresarial, es un tema de vida o muerte...

Fernando Parrado
Desde el relato de su trágica experiencia personal: “El milagro de los Andes: Liderazgo efectivo en medio del caos”, Parrado mantuvo en suspenso a chicos y grandes por igual, dando sus impresiones sobre como superar las crisis enfrentando el liderazgo, y resaltando la importancia que significó el trabajo en equipo durante ese trágico episodio. “Durante estos dos días –aclaró –ustedes tuvieron el privilegio de escuchar a líderes y pensadores que hablaron de estrategia, planificación, toma de decisiones. En aquel momento, nuestras decisiones estaban marcadas por una realidad insoslayable: eran de vida o muerte”. Al explicar cómo fueron naciendo los líderes entre sus compañeros -mayoritariamente muchachos integrantes del equipo de rugby uruguayo Old Christians - durante aquellos 72 días en plena Cordillera sin agua ni comida, recordó que primero fue el capitán del equipo quien mantuvo en alto el espíritu colectivo. Más tarde, sin embargo, al escuchar en una radio la noticia del cese de la búsqueda, el ánimo del capitán se desplomó, y fue cuando entraron en acción los estudiantes de medicina. Fueron ellos, a partir de allí, quienes asumieron el liderazgo, comenzando por curar y atender a los heridos.

Cuando la situación se tornó más crítica, el propio Parrado mostró su perfil de líder, asumiendo que si debía morir lo haría intentando salvarse, mas no esperando la muerte. Fue así como decidió organizarse para emprender el cruce de las montañas en busca de ayuda. “Cruzar los Andes nos llevó 10 días porque habíamos fallado en el cálculo de nuestra ubicación –aclaró – y lo hicimos en jeans y con ropa común, a alturas que han llevado a la muerte a andinistas con los mejores equipos”. Treinta y seis años después de aquella odisea a 4000 metros de altura, en la que perdió a buena parte de sus amigos, a su madre y a su hermana, se preguntó “¿Cómo es posible sobrevivir donde no se sobrevive?” -Y se respondió: “Sobrevivimos porque hubo liderazgos, toma de decisiones y espíritu de equipo, y porque nos conocíamos desde mucho antes”.

Pero también dejó sentado que “En la vida, el factor suerte es fundamental”, justificando su afirmación: -“Cuando llegué al aeropuerto de Montevideo, no daban número de asiento para el avión. A mí me tocó, de casualidad, la fila 9, junto a mi mejor amigo. Cuando el avión chocó en la montaña, se partió en dos. De la fila 9 para atrás no quedó nada. Los 29 sobrevivientes al primer impacto viajaban en la parte que quedó a salvo. De ellos, dijo, 24 no sufrieron un rasguño. Así, los menos shockeados empezamos a ayudar, actuando como un verdadero equipo. Administramos barritas de chocolate y maní, al punto de comer un grano por horas cada uno. Marcelo, nuestro capitán y líder, asumió su rol para contenernos cuando le preguntábamos qué pasaba que no llegaba el rescate. Y decidimos aguantar”.

Durante una hora y media, en medio de un silencio sepulcral, Fernando fue narrando el desenlace acompañando su exposición con videos e imágenes de la montaña, desde los momentos más íntimos cargados de anécdotas y recuerdos que lo marcaron de por vida, hasta las peripecias de la supervivencia y la convivencia, allí donde era imposible vivir y convivir.

“Pero días después el líder se desmoronó” -continuó relatando –“la radio trajo la noticia de que había concluido el rescate. ¿Cómo hubieran reaccionado ustedes? “, desafió a la audiencia. “El líder se quiebra, se deprime y deja de serlo... Imagínense que yo cierro esta sala, bajo la temperatura a -14 grados, sin agua ni comida, a esperar quién muere primero..” ( El silencio congeló a los presentes..) “Ahí me di cuenta –sentenció -de que al universo no le importa qué nos pasa. Mañana saldrá el sol y se pondrá como siempre; por lo tanto, tuvimos que tomar decisiones. En la noche, 12 o 13 nos dijimos con uno de los chicos: -¿Qué estás pensando? -Lo mismo que vos. Tenemos que comer, y las proteínas están en los cuerpos. Hicimos un pacto entre nosotros; era la única opción. Nos enfrentamos a una verdad cruda e inhumana”.

Decenas de chicos llevados por sus padres, escuchaban boquiabiertos desde la primera fila. Parrado utilizó entonces, conceptos comunes del mundo empresarial. –“Hubo planificación, estrategia, desarrollo. Cada uno empezó a hacer algo útil, que nos ayudara a seguir vivos a todos: zapatos, bastones, pequeñas expediciones humanas. Fuimos conociendo nuestra prisión de hielo, hasta que me eligieron para la expedición final, porque la montaña nos estaba matando; nos debilitaba, se nos acababa la comida. Subí aterrado a la cima de la montaña con Roberto Canessa. Pensábamos ver desde allí los valles verdes de Chile y nos encontramos con nieve y montañas a 360 grados. Ahí decidí que moriría caminando hacia algún lugar…y entonces, sobrevino el momento más inesperado”.

“Esta no es la historia que vine a contar” – advirtió – Y reveló que su verdadera historia empezó al regresar a su casa, sin su madre y sin su hermana; sin sus amigos de la infancia, y con su padre nuevamente en pareja. “¿Crisis? –increpó -¿De qué crisis me hablan? ¿Estrés? ¿Qué estrés? Estrés es estar muerto a 6.000 metros de altura sin agua ni comida”. Y recordó en especial un diálogo que tuvo con su padre, quien le aconsejó: "Mirá para adelante; andá tras esa chica que te gustaba; tené una vida, trabajá. Luchaste tanto por tener tu vida, ahora vivila. Yo cometí el error de no decirle a tu madre tantas cosas por estar tan ocupado”.

Fernando Parrado cerró su exposición, reflexionando: “Todo lo que ocurrió en la montaña fue un verdadero milagro. El año pasado fui con toda mi familia a poner una cruz en el lugar del accidente. Mis hijas me dijeron “Papá: queremos ir, porque ahí es donde nacimos nosotras”. Y tienen razón, porque de no salir de allí, ellas nunca hubieran existido”. Y enfatizó en esta reflexión: “Las empresas son importantes, el trabajo lo es; pero lo verdaderamente valioso está en casa, después de trabajar: la familia. No se olviden de quien tienen al lado, porque no saben lo que va a pasar mañana”.
Para finalizar, mostró un video con imágenes de su vida y su familia, y saludó a los asistentes con una recomendación: “Trabajen mucho e intenten superarse; pero nunca se olviden de la familia y de hacer las cosas que quieren, porque cualquier día, podemos dejar de estar en este mundo”.
Se retiró en medio de una interminable ovación, que lo despidió de pie.

Argenta Noviembre, 2008

Nota del autor: Para quienes vivíamos en Uruguay, en aquellos años, la tragedia de los Andes fue uno de los hechos más dolorosos que sacudió a nuestra sociedad.

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