Elecciones en Argentina. (Cuando no están los mejores)
¡Qué fácil sería si en lugar de elegir políticos para gobernarla, Argentina tuviera que elegir destacadas figuras científicas de entre sus habitantes! Consideremos, por ejemplo, que en el marco de la reciente entrega de los Premios Nobel, tres galardonados en Medicina que han realizado estudios con especialistas del CONICET –Michael Rosbash, Phillip A. Sharp y Edvard Moser–, destacaron la excelencia científica del principal organismo gubernamental que impulsa el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Argentina. “Conozco a muchos científicos de Argentina y del CONICET, son profesionales extraordinarios. Siento el mayor respeto y admiración por sus logros científicos”, señala Rosbash.
Además, y de acuerdo
con el prestigioso ranking internacional de instituciones científicas Scimago,
¡el CONICET se ubica en el primer puesto de las instituciones gubernamentales
con mayor impacto social en la región latinoamericana, y en el puesto trece
entre 1747 instituciones gubernamentales de todo el mundo! Y en lo que respecta
al prestigio internacional, cabe destacar que la Argentina cuenta actualmente
con nueve miembros electos (casi todos del CONICET) en la Academia Nacional de
Ciencias de los Estados Unidos. Ningún otro país latinoamericano tiene más
miembros”, destaca Rosbash, investigador de la Universidad Brandeis y del
Instituto Médico Howard Hughes, en Estados Unidos. ¡Mi Dios!; explícame porqué Argentina, siendo
un país tan brillante, está tan mediocremente representada por sus gobernantes!
A pocos días, nomás, de
una nueva elección presidencial, el panorama no es muy aleccionador. “Para
tener éxito, se necesita un programa de estabilización, un plan de reformas
estructurales y gobernabilidad; ningún candidato reúne claramente las tres
características”, advierte categóricamente, la economista argentina Marina
Dal Poggetto, en una reciente entrevista.
¿Y
entones; que pasa después del 22 de octubre?, le insiste la
prensa. “Si pasa Massa, y piensa que tiene chance de ganar en un balotaje,
va a intentar seguir haciendo más de lo mismo ( ) poner más pesos en la calle,
o sea, va a seguir echando leña al fuego. “Y del otro lado,
si es un balotaje con Milei, este va a prender el fósforo y poner la llama bien
cerca de la línea. Si en el balotaje está Bullrich, el problema es que no hay
con quién negociar una transición. Si hay ganador en primera vuelta, la lógica
de un país normal sería que haya una negociación para una transición que no
termine de romper todo”.
Final incierto. Pienso que, más allá de estos resultados, si en las presidenciales gana el massismo, perpetuador del kirchnerismo/devaluador
del peronismo, sus seguidores van a seguir soportando, como lo han hecho hasta
ahora, todas las calamidades que van a seguir sucediendo. Como lo han hecho hasta
ahora, con tal de que les tiren un bono, cada hora. Y van a suceder, de eso no
hay dudas; no se puede cambiar la realidad de un desastre económico social que
ha costado décadas y más décadas, de un mes a otro, Ni de un año a otro. Y ni
de una década a otra. Pero insistirán, porque es la forma perpetuar su lucha
ideológica. Es algo así como el comunismo cubano.
Si
gana el mileinismo, el nuevo Mesías (siempre aparece alguno en momentos
eleccionarios) destinado a traer la solución de la mano de un iluminado
visionario, redentor/revolucionario, con nuevas propuestas, que, en realidad,
ya son las mismas y viejas propuestas de anteriores menemistas/visionarios, que
no solucionaron ni perduraron, van a volver a lo mismo. Y además, mientras se
implementa, (lo cual va ser muy duro), se va a armar un “peo” como dicen los
venezolanos, que quien sabe en que resulta socialmente.
En
cambio, si gana Juntos por el cambio -y según Dal Poggetto –“tienen un programa de
estabilización, tienen un programa de reformas, con el que se puede estar más o
menos de acuerdo, pero está ( ) por lo pronto tienen más gobernadores y más
diputados y senadores que los que tenía en 2015, o sea, es una masa crítica
mayor a la que tenía”. Pienso, además, que se han incorporado jóvenes
y talentosos profesionales, que pueden corregir antiguos errores. De todas
formas, ¡cómo se extraña a las mentes brillantes del CONICET, en estas
ocasiones!
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