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Wednesday, August 01, 2007

El General fuera de su laberinto.


(Análisis de un discurso mayor)

Es cierto que en algunos países, como Venezuela, los cambios emprendidos en nombre de un Socialismo del Siglo XXI -que no tiene referencias propias ni ajenas -están produciendo una conmoción social sin precedentes. Y más allá de las previsibles campañas mediáticas emprendidas por sectores que sienten amenazados sus “mal defendidos” intereses, es oportuno revisar los enriquecedores conceptos sobre este tema, emitidos por el ex -Ministro de la Defensa, General Raúl Baduel, con motivo del traspaso de su cargo.

El discurso cargado de reflexiones, llega en un momento crucial para la República Bolivariana de Venezuela. Y para quienes no conozcan la trayectoria de este militar, baste afirmar que es uno de los hombres que más ha estado comprometido con los momentos difíciles de la Revolución del Presidente Chávez, y aún con su permanencia en el poder. Su respetada trayectoria profesional y su estricto apego a la Institucionalidad, le confieren la suficiente credibilidad como para ser analizado por todos los sectores del país, incluido, por supuesto, el propio mandatario nacional. Algunos catalogan los conceptos emitidos como una “crítica velada” a ciertas actitudes y conductas del primer mandatario, y otros como un “consejo de camarada”. Creo que lo más destacable y rescatable, de una forma u otra, es que dejó la mesa servida para que cada quien escoja su propio plato. Este análisis pretende facilitarlo.

Punto 1. Inventar con lógica, método, orden, ciencia.

Sobre el Socialismo del Siglo XXI, el General Baduel advierte: “Hay que admitir que este modelo teórico hasta los momentos, ni existe ni ha sido formulado y estimo que mientras esto sea así, persistirá la incertidumbre en algunos de nuestros grupos sociales. Como he dicho en otro lado, debemos “inventar” el Socialismo del Siglo XXI sí, pero no de manera desordenada y caótica, sino valiéndonos de las herramientas y el marco de referencia que nos da la ciencia. Debemos inventar nuestro modelo propio con lógica, con método, con orden, en fin con ciencia”.

Podríamos citar en este punto la famosa frase de Maquiavelo: “No hay nada más difícil de manejar, más arriesgado de llevar a cabo ni más incierto, que ser líder en la introducción de un nuevo orden de cosas”. Y para quienes nos hemos familiarizado con la complejidad de estos cambios de Paradigmas que tan bien explicita Joel Barker –cuyo video es utilizado con frecuencia en las presentaciones empresariales -es bueno recordar esta afirmación: “Aquellas personas que ingresan a los nuevos paradigmas viniendo de los ya establecidos, deben ser muy valientes para mantener el desafío, pues los nuevos paradigmas no ofrecen suficientes evidencias comprobadas para que ellos deban cambiar”.

Si aceptamos, pues, que no tenemos referencias sobre un modelo que “ni existe ni ha sido formulado”, y que “persistirá la incertidumbre en algunos de nuestros grupos sociales” –al decir del General Baduel - el deber de todo líder que pretenda introducir cambios estructurales -ya sea a nivel empresarial, social, político, o de cualquier tipo –es tratar de suavizar los efectos traumáticos que ellos inevitablemente producirán en el colectivo. Estos efectos traumáticos se han hecho sentir a dos niveles en Venezuela: en primer lugar –y como lo reconoce el propio Heinz Dieterich (inventor del concepto Socialismo Siglo XXI y en algún momento mentor del Presidente Venezolano) -en una entrevista realizada por Ultimas Noticias en abril del 2004: Creo que hay tanta virulencia y que se ha perdido mucho del capital que existía antes, porque no se le ha hecho comprender a la clase media y a la pequeña burguesía que el proceso no es su enemigo”. Y en otro momento aclara:

“Si ves el discurso del Estado, éste ha sido basado en la idea de que el pueblo es el sujeto de la transformación. Pero en una sociedad moderna el poder está en las ciudades, en las clases medias, y desde el inicio había que entrar en una con ambos sectores para impedir que la gran burguesía y la oligarquía los ganaran demagógicamente para su propio proyecto”. ¡Pues los ganaron; de ello no caben dudas! “Últimamente –aclara Dieterich - se ha introducido el concepto de los trabajadores como sujeto de la transformación, lo que a mi juicio significa volver a repetir el error del lenguaje excluyente. Eso podría llevar a que el proyecto no se logre resolver positivamente”.

Y el efecto más visible de esta afirmación de Dieterich, es que se dio lugar a una contraproducente anarquía (ausencia de autoridad, desorden, confusión por falta de dirección) a través de la cual se confiscó groseramente la calidad de vida de la clase media venezolana, invadiendo los espacios públicos destinados a su desplazamiento, entretenimiento, y distracción, favoreciendo el aumento de la inseguridad personal, y finalmente, repitiendo el error de la exclusión. Por supuesto, esta manera desordenada y caótica –sobre la cual alerta el General Baduel, produjo una mayor radicalización.

Pero esto conlleva, además, a otra de las advertencias del General Baduel: En el pasado, durante la IV República, los gobiernos emplearon la riqueza excesiva generada por el “boom” petrolero para financiar todo tipo de ayudas económicas y subsidios. Numerosos venezolanos llegaron a depender enteramente de la ayuda oficial. En vez de enseñarle a los venezolanos cómo generar riqueza a través del trabajo y el esfuerzo, se les enseñó a pedirle ayuda al gobierno de turno”…” Nuestro modelo Socialista –afirma el General Baduel -debe romper con la mala costumbre del pasado de enseñarle derechos al pueblo, pero no deberes”. A esto lo denomino yo como “Facilismo de Estado”.

Punto 2. Capitalismo de Estado, abolición de la propiedad privada, socialización de los medios de producción.

Si bien históricamente se han reconocido abusos en las prebendas otorgadas a determinados personeros de los medios de producción –y la ineficacia de muchos de ellos en respuesta a las necesidades crecientes de la nación - el General Baduel advierte: “El comunismo de guerra dejó la enseñanza de que no se pueden implantar cambios bruscos en el sistema económico, es decir abolición a rajatabla de la propiedad privada y la socialización brutal de los medios de producción sin que esto repercuta negativamente en la producción de bienes y servicios y sin que concomitantemente se genere un descontento generalizado en la población”.

No podríamos afirmar en realidad que se hayan producido confiscaciones violatorias a la ley en materia de propiedad privada; pero no es menos cierto que existe una declarada intención de institucionalizar cambios bruscos en el sistema económico y una socialización brutal de los medios de producción, lo cual está repercutiendo negativamente en la producción de bienes y servicios y generando un descontento generalizado en la población.

Y creo que esto hay que analizarlo desde tres aspectos: 1º.: No ha existido históricamente la necesaria voluntad política, ni el elemental entendimiento Estado –Empresarios, para optimizar los medios de producción (el caso de la actividad agropecuaria y su poca eficiencia productiva, es quizá el ejemplo más destacable); 2º.: Ello impide atender la mayor demanda producida por un muy fuerte crecimiento de la población. (Venezuela está hoy llegando a los 30 millones de habitantes..) 3º.:También deberíamos analizarlo teniendo en cuenta la experiencia del brutal paro empresarial del año 2002, y su tremenda repercusión en los sectores más necesitados de la población. Frente a ello –y temiendo nuevos intentos de desestabilización aunados a la ya de por si insuficiente producción –no es incomprensible que el Presidente Venezolano haya decidido tomar medidas contra el latifundio y los monopolios, intentando abrir fuentes de ocupación a través de cooperativas y movimientos ¿organizados? con el fin de aumentar la producción de bienes y servicios.

El problema radica en que no es fácil formar nuevos emprendedores cambiando el paradigma existente –al decir del General Baduel -de enseñarles derechos pero no deberes. Por otra parte, el diálogo con los productores tradicionalmente agremiados, se ha transformado en un diálogo entre sordos; ninguna de las dos partes es capaz de oír a la otra.

Por ello es más que acertada la reflexión del General Baduel, cuando afirma: En el orden político, nuestro modelo de socialismo debe ser profundamente democrático. Debe dilucidar de una vez por todas que un régimen de producción socialista no es incompatible con un sistema político profundamente democrático, con contrapesos y división de poderes. En este aspecto considero que sí deberíamos apartarnos de la ortodoxia marxista que considera que la democracia con división de poderes es solamente un instrumento de dominación burguesa”... “No podemos permitir que nuestro sistema se transforme en un Capitalismo de Estado, donde sea el Estado el único dueño de los grandes medios de producción. Un país puede cometer el error de nominalmente llamarse socialista y en realidad practicar un capitalismo de Estado”.

Punto 3. Generación y reparto de la riqueza.

“Uno de los atractivos que siempre ha ejercido el socialismo clásicoreflexiona el General Baduel - es la idea subyacente de que un sistema socialista debe poder realizar un reparto más equitativo y justo de la riqueza que uno capitalista, en donde las inmensas desigualdades son la orden del día. Pero no debemos olvidar algo que quizás por evidente muchas veces obviamos. Antes de repartir la riqueza hay que generarla. No se puede repartir algo que no existe. Esa fórmula no se ha inventado. El modelo de socialismo que desarrollemos debe ser tal, que nos muestre el camino socialista hacia la producción y generación de riqueza primero y luego permita un reparto equitativo de la misma entre quienes la generaron… Para que el modelo socialista que nos planteemos tenga éxito, este debe encontrar las maneras de hacernos a los venezolanos más productivos”.


Vuelve a recordarnos aquí el alto militar, que no debemos sentirnos ricos antes de tiempo, ni tampoco soñar con disfrutar riquezas que no hayamos creado! En todo caso –y esto es fundamental –coincidimos en que el reparto debe ser equitativo entre quienes la generaron..! Hasta ahora, esta mayor generación de riqueza –producto de hacer a los venezolanos más productivos -no se ha dado. Más bien se ha satanizado indiscriminadamente a quienes la han creado, privilegiándose un Capitalismo de Estado financiado por el tradicional recurso petrolero.


El General Baduel nos recuerda, a su vez, que “Lenin acuñó el término “Capitalismo de Estado” para referirse a lo que él consideraba era la fase de transición ideal entre el capitalismo y el socialismo. Esto significó una coexistencia por un período de 7 años del capitalismo con el socialismo”. Lo que no queda claro hasta hora, en el caso venezolano, es cuánto durará la fase de transición hacia el Socialismo Siglo XXI, y –fundamentalmente –hasta dónde llegarán y qué sectores de la economía afectarán esos cambios bruscos en el sistema de producción. Incertidumbres que –según alerta el General Baduel - repercuten negativamente en la producción de bienes y servicios y -concomitantemente -generan un descontento generalizado en la población”. Por último, las constantes amenazas del Presidente hacia el sector productivo, hacen que el descontento sea aún mayor.

Punto 4. La Educación Social y la Autoridad Pública.

Y quién podría no estar de acuerdo con las sabias palabras del Maestro Simón Rodríguez, citadas por el General Baduel: “Las costumbres que forma una Educación Social producen una autoridad pública, no una autoridad personal; una autoridad sostenida por la voluntad de todos, no la voluntad de uno solo, convertida en Autoridad o de otro modo, la autoridad se forma en la educación, porque educar es crear voluntades”.

Quizá uno de los más grandes errores que se siguen entronizando a través de la Revolución Bolivariana, es el culto a la persona, en desmedro del culto a las Instituciones. Asistimos a la trágica situación de contar con un Presidente que lo decide todo, con sólo levantar un dedo, y una Justicia y una Autoridad Pública que no deciden nada, por miedo a ser señaladas.

Venezuela tiene el estigma del “caudillismo” metido en sus entrañas; en realidad, este problema de los gobiernos fuertes y las instituciones débiles, no es nuevo. Ni tampoco se está haciendo demasiado por esa Educación Social que produzca una autoridad pública. Si admitimos que educar es crear voluntades, creo que estamos corriendo el riesgo a través de la creación de un partido único socialista, de manipular para crear adeptos. Lo concreto es que no se ve en la calle de todos los días, esa “autoridad pública” tan necesaria.

Punto5. Las tres misiones de la FAN.

No podía faltar en el discurso del General Baduel, la cita al papel de la FAN en este proceso revolucionario. “El pueblo venezolano-aclara -les dio a los militares venezolanos un mandato claro en el artículo 328 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. Y luego de citar “una finalidad” y “un para qué” -agrega: “El pueblo venezolano también nos dio “un cómo” a los integrantes de la Fuerza Armada Nacional, a través del ejercicio de tres misiones fundamentales: la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional”. Si en algo nos sentimos tentados a extenderle un reclamo al General Baduel, tras su enriquecedor discurso, sería recordarle -desde nuestro punto de vista -que la FAN no puede permitirse el actuar como un grupo guerrillero.

No creo que el andar gritando a cuatro vientos “Socialismo, Patria o Muerte. Venceremos” sea la consigna más idónea para la participación activa en el desarrollo nacional. No lo concibo como un ejercicio dentro de las tres misiones fundamentales.

Por todo lo demás, el discurso del General Baduel me merece un altísimo concepto, definido desde sus palabras iniciales: “Me ha correspondido el honor de ejercer el cargo de Ministro del Poder Popular para la Defensa, posición que obliga a quien la ocupe, por principio y por ley, a mostrar su pensamiento frente al ejercicio direccional de los hombres y la estrategia política del Estado, de cara al futuro para que el ciudadano de nuestra Nación, hoy en tránsito político social inédito, conozca del profesionalismo de su accionar y, en consecuencia, sienta el descanso y reposo que le merezca al comprobar la decisión de apego del jefe militar a la institucionalidad del Estado venezolano, conservando la disciplina, la obediencia y la subordinación, pilares fundamentales de nuestra institución, con el ejemplo y la preservación de los valores de nuestros integrantes”.
Amén.

Argenta
Julio, 2007


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