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Wednesday, October 11, 2006

Los prisioneros de Caracas



“Desde el momento en que ponemos la primera reja para protegernos, nos estamos condenando a vivir encerrados. Desde ese momento, ya somos prisioneros”. Argenta

Las rejas que instalamos para protección en nuestras casas, oficinas, o urbanizaciones, apenas pueden protegernos de las “consecuencias”, pero no de las “causas” de la violencia y la inseguridad. Por ello, han resultado ineficientes.

Caracas, la ciudad más enrejada de Latinoamérica y con seguridad del mundo entero, es un claro ejemplo de ello. Las toneladas de hierro y acero invertidas por sus habitantes para enrejar sus propiedades, no han podido frenar ni un ápice la desbordada delincuencia de las últimas décadas. Las cifras son espeluznantes, y el fenómeno parece tener una relación ascendente directa, por cuanto a mayor número de rejas instaladas, mayor número de delitos perpetuados contra las personas, los bienes y las propiedades.

El caso del asesinato de los niños Fadoul, en abril de 2006, tiene una segunda lectura tan desgarradora como la primera. Más allá de la brutalidad y alevosía con que fueron ejecutados esos niños, alarma el que varios de los involucrados en el hecho fueran, a su vez, menores de edad. Esto nos indica que por mas que reformemos el COPP, o que reformulemos los Cuerpos Policiales, no estamos atacando las causas sino las consecuencias de este flagelo.

Las causas de este fenómeno, son complejas y profundas. Se han perdido los principios y los valores que sustentan toda convivencia, y se ha menospreciado el respeto hacia el ser humano. La vida, en Venezuela, no vale nada. Las dirigencias políticas tienen una enorme deuda con la sociedad venezolana, por haber permitido su vergonzosa descomposición social..

El nombramiento de la Comisión para la Reforma Policial – con su agregado de representantes de la sociedad civil –constituye un primer paso hacia el reconocimiento de una realidad que se ha escapado de las manos del Estado. Y una experiencia que debería incorporarse a la estructura resultante, como órgano asesor y vigilante que de continuidad a las propuestas. La selección, reclutamiento, capacitación y desarrollo del funcionario policial, no puede seguir en manos de la discrecionalidad política de turno. Seguir este modelo fracasado, es seguir condenados al fracaso.

Pero también es condenar al fracaso el esfuerzo realizado por esta Comisión, si no se ataca una campaña de concientización con indicaciones claras para quienes se atrevan a infligir la ley, y dando a su vez espacios para la reinserción social. Si algo hemos avanzado, a costa de tantos muertos, es que nos hemos atrevido a salir de detrás de las rejas para reclamar los espacios que nos pertenecen. Debería llegar el día en que los prisioneros de esta gran cárcel llamada Caracas, nos atrevamos a desmontar todas las rejas, no permitiendo que nadie mas ponga en peligro el supremo derecho a la vida de los venezolanos.

Argenta
Alberto Rodríguez Genta
argentaster@gmail.com

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